CTA Santa Fe

Editorial: Organizar la fuerza propia, con mayor unidad y organización popular 

Transitamos el proceso electoral de nuestra Central en la provincia de Santa Fe en un clima de creciente conflictividad de diversos sectores de la clase trabajadora, en el marco de las políticas de ajuste que son directa consecuencia de la estafa que supuso el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Esa deuda, contraída por el anterior gobierno de Cambiemos y vergonzosamente legalizada y legitimada por el Congreso Nacional por iniciativa de la gestión de Alberto Fernández, nos condena además a la pérdida de soberanía política a partir del monitoreo permanente de la misión del Fondo sobre las medidas que intente tomar el gobierno. En este escenario de tamaño endeudamiento, el proceso inflacionario creciente continúa devorándose el poder adquisitivo de los salarios, jubilaciones y planes sociales, de la mano de empresarios especuladores que no dudan en remarcar precios de los productos de la canasta de alimentos, a niveles incluso superiores al IPC de las estadísticas oficiales. Así, se evidencia una gran transferencia de recursos desde los sectores populares hacia los grupos concentrados de poder, extranjerización de la economía y fuga de divisas, con la consecuente pérdida de soberanía. 

Nuestra CTA mantiene su postura histórica de rechazo y de denuncia contra esta deuda odiosa (que decimos que NO hay que pagar), que se descarga con crueldad sobre las espaldas de trabajadoras y trabajadores y en particular contra los sectores más postergados de nuestro pueblo. Así lo dijimos en las grandes movilizaciones en las jornadas unitarias del 8 de Marzo, donde las sindicalistas feministas de todas las Centrales Sindicales y organizaciones de la Economía Popular marchamos bajo la consigna “La Deuda es con nosotras y nosotres. Que paguen quienes la fugaron”. Consigna que también levantamos en las movilizaciones de la CTAA, la CCC, el MTE, entre otras, del 24 de mayo y que congregó a miles de compañerxs también en nuestra provincia (en la Capital santafesina y en Rosario). Las deudas se pagan, las estafas NO, y el hambre sigue siendo un crimen. La consecuencia directa -y que nos interpela en lo cotidiano- son lxs más de un millón y medio de niñes que viven en la indigencia, más del 50% de quienes tienen menos de 14 años son pobres, el 30% habita en viviendas de muy precaria calidad y más del 10% apenas sobrevive en condiciones de hacinamiento. Del mismo modo, y en el otro extremo etario, más del 70% de nuestras jubiladas y jubilados percibe apenas algo más de $43 mil, cuando la canasta mínima para el sector ronda los $107 mil. Ni hablar de las trabajadoras y los trabajadores de la economía popular, que durante toda la pandemia sostuvieron y sostienen comedores y merenderos para mitigar el hambre de tantas familias en los barrios más humildes, y a quienes el Estado sigue sin reconocer materialmente ese trabajo esencial de cuidados que realizan cotidianamente, sobre todo las compañeras, muchas veces sin más ayuda que la solidaridad de la gente. 

De igual modo, el ajuste fiscal impuesto para cumplir con las metas pactadas con el FMI, se traduce en una fuerte retracción de la participación en la distribución de lxs trabajadorxs asalariadxs formales en la riqueza que generamos, con ingresos cada vez más cercanos a la línea de pobreza -e incluso indigencia- a pesar del crecimiento de la actividad económica y los índices de empleo, que se reflejan también en el aumento de la precarización laboral. Salimos de la pandemia más pobres y precarizadxs.

Las asambleas impulsadas en todos los sectores tuvieron como protagonistas a todas las organizaciones de nuestra Central. Los reclamos de reapertura y adelantamiento de las paritarias sectoriales, así como la exigencia de poner fin a la precarización laboral fueron eje vertebrador de grandes protestas motorizadas principalmente por la docencia provincial nucleada en AMSAFÉ (con masivas movilizaciones en Rosario principalmente, siempre en confluencia con ATE Rosario, SiPrus, Aceiteros). También se sumaron estatales provinciales, nacionales y municipales, con una sostenida lucha de la FESTRAM ante la negativa gubernamental al llamado a las convenciones colectivas. Las y los profesionales de la salud del SiPrus profundizaron las medidas de fuerza que realizaron durante toda la pandemia, cuando se hicieron cargo de afrontar la peor crisis sanitaria y social en condiciones laborales y salariales paupérrimas. También la docencia de las universidades nacionales (con ADUL, SIDUT y COAD a la cabeza) continuó su plan de lucha por reclamos salariales, con paros que se impulsaron en sintonía con las asociaciones de base de CONADU HISTÓRICA. De igual modo, confluimos desde las organizaciones de nuestra Central (FeNAT, MTL) con diversos sectores de la economía popular en demanda de la creación de fuentes genuinas de trabajo y para instalar la imperiosa necesidad de creación de un salario social universal que otorgue un piso de dignidad a todas las familias argentinas, con un ingreso cercano a la canasta básica y terminar de este modo con el flagelo del hambre. 

Llegamos así al 11 de agosto, donde a pesar del paro decretado por AMSAFE, SIPRUS, ATE y UPCN -que dificultó la masiva concurrencia de votantes a las urnas en los lugares de trabajo porque algunas mesas no se pudieron habilitar- se convocó a fuerza de pura militancia y mística a miles de compañerxs a dar su voto de confianza a las nuevas conducciones para la difícil etapa que nos toca asumir. Los resultados fueron contundentes en toda la provincia, ungiendo como clarísima ganadora a la Lista 1 “Germán Abdala” con más del 97% de los votos y llevando por vez primera a la Secretaría General de la Central a una mujer, docente universitaria, feminista y oriunda del departamento La Capital.

En este contexto, organizar la fuerza propia como CTA para resistir el ajuste, y avanzar hacia estadíos de mayor unidad y organización popular en torno a un proyecto emancipatorio resulta tarea imprescindible para poner freno a la opresión capitalista y revertir esta gravísima crisis que amenaza el futuro y las condiciones de vida de la mayoría de los hogares argentinos. En particular en una provincia como la de Santa Fe, que posee riquezas extraordinarias pero con grandes brechas de desigualdad social y donde el Estado debería asumir un rol de mayor protección de los sectores vulnerables. A ello nos convocamos cuando comenzamos a reunirnos para encarar el proceso electoral, reconociendo fortalezas y debilidades, con la certeza de que necesitamos crecer en organización y en unidad política de todos los sectores que integramos la Central, a lo largo y ancho de nuestro extenso territorio santafesino. 

Somos conscientes de que no alcanza con las luchas de resistencia. Pero asumimos el desafío histórico de no abandonar las calles ante la pretensión de los sectores reaccionarios de avanzar sobre nuestros derechos, de mantener el control y la explotación de nuestros recursos y bienes comunes en manos de los poderosos de siempre, de debilitar la democracia y sus instituciones a partir del ataque permanente a las organizaciones libres del pueblo y la estigmatización y criminalización de lxs luchadorxs populares. Está clara la ofensiva de la derecha y que cuenta con el poder económico, comunicacional y de la justicia, además de niveles inusitados de violencia discursiva, simbólica y también física. Así lo demostraron en diversos ataques que llegaron incluso al intento de magnicidio contra la Vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, lo que mereció el contundente repudio en las calles de cientos de miles de argentinos y argentinas.

Los desafíos son enormes, y los asumimos con la responsabilidad y el compromiso que demanda la etapa. Bregamos por una construcción colectiva, democrática, feminista y fraterna, libre de todo tipo de violencias, que apueste a la ternura y a la amorosidad, pero firme ante cualquier situación de injusticia.

  • Por Claudia Baigorria, Secretaria General de la CTA Autónoma provincia de Santa Fe.
    Publicado en el Boletín de octubre de 2022.

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