Un grupo de mujeres del Barrio Pro Mejora Barranquita, de la ciudad de Santa Fe, logró ser parte del Programa Producir, del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidades. Se llaman Les Mirabal Textil, son parte de la FENAT-CTAA y con el aporte que recibieron de Nación compraron una máquina de coser, una estampadora, una impresora y materia prima. Con esa base, seis mujeres se están capacitando y produciendo prendas que venden en su territorio. Atravesadas también por la desocupación o el trabajo precario y por la violencia de género, comparten espacio de formación y contención, construyendo entre todas herramientas para la vida.
Quien está al frente de esta iniciativa es María Angélica Aguirre, quien es costurera y hace tiempo desarrolla trabajo social en el barrio. Hasta hace unos años participaba de otra institución donde trabajaban con jóvenes con problemas de adicciones y mujeres víctimas de violencia de género. Por eso dice que la gente del barrio la conoce y la busca cuando necesita ayuda.
Su historia es la de muchas mujeres: “yo empecé con un microemprendimiento personal para sobrevivir, que hacía cartucheras y mochilas y después fui aprendiendo muchas cosas en el transcurso de la vida. Cuatro de las compañeras también estaban sin trabajo, porque en pandemia mucha gente lo perdió, así que presentamos este proyecto a través de la FENAT-CTAA para poder seguir construyendo lo que veníamos haciendo de a poquito. Las seis chicas tenían la posibilidad de participar en el Potenciar Trabajo, pero ninguna salió beneficiada. Con este programa ellas vienen cuando pueden a hacer cosas, en el tiempo que tienen, a veces los fines de semana, 6 o 7 horas, y aprovechan ese tiempo para producir, se va vendiendo de boca a boca y se va construyendo y cuidando el material que tenemos”, relata.
María Angélica lamenta que el beneficio no contemple un pago para las compañeras que se están capacitando, ya que eso les impide dedicarse plenamente y mientras se forman deben seguir sosteniendo las changas que hacen para sobrevivir. Así y todo, están produciendo, confeccionando bombachas, pantalones, remeras, entre otras prendas. “Yo pongo mi casa y la persona que quiere venir a aprender lo puede hacer. No tienen un pago, sino la capacitación y la enseñanza. También hablamos de género, de las cosas que vamos pasando, si alguna pasa por una situación de violencia yo puedo indicarles a dónde hacer trámites, etc. También nos está ayudando el costurero de Emaus y somos parte de la FENAT. Estamos contentas porque podemos vender algunos productos y aprender entre nosotras. El compartir saberes y hacer cosas también es dar contención, que se necesita mucho”, explica.
El nombre del grupo, afirma, “es muy especial”, ya que hace referencia a las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana. Es en su honor que se recuerda esa fecha como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Brindar oportunidades
“La importancia de este proyecto para mí es poder ayudar a las personas que no tienen la posibilidad de tener un trabajo y de aprender a coser, que no pueden pagar un curso, ir a una institución y cumplir un horario. Nosotras tenemos un horario, pero buscamos el lugar adecuado para que cada persona pueda participar. Hay que poder darle a esa persona algo que le sirva para su propio beneficio. Poder compartir lo poco que una aprende y poder enseñarle a otra persona para que se pueda defender, es muy importante en la vida. Son personas a las que el sistema no les da una oportunidad y quedan afuera”, valora María Angélica.
En relación a eso, se suma la violencia. La referente cuenta que las mujeres que integran el grupo en general “no tienen un trabajo o dependen de su marido para tener un peso. Hay mucha, demasiada violencia hacia las mujeres en este barrio. Aquí se genera un clima de confianza en el que ellas pueden hablar de todo lo que les pasa, porque muchas no hablan por vergüenza o por el qué dirán. A veces las personas no se acercan a los sitios donde se les pueda brindar ayuda y acá intentamos ser un puente, dar contención. Si bien hacemos un producto para que puedan salir, es fundamental el espacio de contención”.
A la vez, no sólo se hacen prendas para vender sino también para la propia vestimenta de las familias de las integrantes. “Hoy comprar ropa sale un montón, en cambio aquí se pueden comprar la tela y vienen y se lo hacen”. También tienen proyectos especiales: “ahora para el día de la madre estamos haciendo almohadones con fotos para estampar. La venta se hace y se va recuperando lo que vamos utilizando. Estamos muy contentas por esto”, asegura.
Desde Les Mirabal aseguran que además tienen otros objetivos para el futuro. “Antes teníamos copa de leche, pero como nos quedamos sin institución, ya no podemos porque no tenemos insumos. Pero queremos ver más adelante, porque antes iban más de 200 chicos al comedor y la copa de leche. Hay proyectos, siempre los hubo. Ojalá podamos aportar ese granito de arena para los chicos y la gente en general”, planean.
El nexo para que se concretara el ingreso al programa Producir fue la actual Secretaria General de la CTA Autónoma provincia de Santa Fe, Claudia Baigorria, articulando con la FENAT-CTAA. El beneficio les fue adjudicado a fines del año pasado y lo cobraron hace unos meses, cuando pudieron comprar las máquinas e insumos. “Las cumpas están trabajando con esperanza y optimismo”, asegura la dirigente. Una labor que va dando frutos y que promete continuar y seguir creciendo al ritmo de sus sueños.