CTA Santa Fe

Categorías
Noticias

Se presentó en Santa Fe el libro sobre Ingreso Básico Universal

El pasado jueves, en el local de la CTA Autónoma provincia de Santa Fe en la capital provincial, se presentó el libro “Ingreso Básico Universal o Empleo Garantizado”. La charla debate estuvo a cargo de Tomás Raffo, coordinador del Instituto de Estado y Formación (IEF-CTAA); y Ana Rameri, una de las autoras de la publicación y coordinadora general del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).

La actividad contó con la presencia de compañeras y compañeros de la ciudad capital y estuvo coordinada por la Secretaria General de la Central provincial, Claudia Baigorria. También participaron el Secretario Adjunto, Daniel Cenzón; y el Secretario General de la Seccional Santa Fe de la CTA Autónoma, Leandro Goldsack. Estuvieron presentes además, integrantes de la conducción de la CTAA local, así como referentxs de las organizaciones barriales de la FeNaT Santa Fe y militantes de la Central. Fue parte del encuentro el concejal por Barrio 88, Guillermo Jerez quien participó activamente del debate.

“Habíamos asumido el compromiso de abordar este tema tras la inauguración del local, ya que consideramos que es uno de los ejes prioritarios para instalar en la agenda política de los gobiernos y que venimos trabajando colectivamente, también con otras organizaciones”, explicó Baigorria. Y agregó que este debate otorga un marco de referencia para “continuar con la discusión de la distribución de la riqueza en esta provincia, tan rica como asimétrica. Del mismo modo lo asumimos a nivel nacional, en un país hackeado por la deuda externa que el gobierno de Macri contrajo de manera ilegal e ilegítima con el Fondo Monetario Internacional”.

Luego de destacar que se trata de una propuesta histórica de la CTA, la dirigenta recordó que “este salario social es la resultante de muchos debates, de mucha formación, algo en lo que nuestra Central siempre fue pionera, desde que en el 2001 lanzamos el FRENAPO (Frente Nacional Contra la Pobreza), con el Seguro de Empleo y Formación, la Asignación Universal por Hijo y el Salario para las personas mayores que no contaban con un haber jubilatorio por falta de aportes a la Seguridad Social. La consigna sigue siendo Ningún Hogar Pobre en la Argentina”.

“Estos son los debates que siguen vigentes y que nos sirven para organizar las luchas en la puja distributiva. Como decía Gramsci, ‘concientización, organización y lucha’ para nosotros van totalmente de la mano. En esto tiene muchísimo que ver el papel de los sindicatos, de las organizaciones territoriales y de la clase trabajadora en su conjunto, y es lo que le da un sentido emancipador incluso”, aseguró.

El debate estuvo atravesado, lógicamente, por la elección que se producirá el próximo domingo. “No somos neutrales en esta contienda electoral, y no nos da lo mismo. No son dos candidatos, son dos proyectos de país, son dos proyectos de vida y uno para nosotras y nosotros es un proyecto de continuidad de la vida, el otro es un proyecto de debilitamiento de la democracia, de privatización de todo lo público, de negación y exterminio de derechos que están consagrados en la Constitución, y no estamos dispuestos a resignarlos. Siempre el compromiso de la Central es la lucha, pero desde la autonomía decimos que no somos neutrales y no nos da lo mismo”, concluyó.

Un aporte a la construcción colectiva

Entrevistados en la previa de la charla, Raffo y Rameri explicaron las propuestas que se exponen en la publicación del IEF y la CTA. “A 40 años de democracia, hace 20 que venimos trabajando con esta idea de Ingreso Básico Universal, que va al corazón de lo que es la relación capital-trabajo, la idea de que no hace falta solamente vender fuerza de trabajo para tener un medio para subsistir, sino un ingreso medio para replantear las condiciones de reproducción de la fuerza laboral”, explicó Raffo. “Es una idea central, clave, estratégica y que cada vez se hace más necesaria. En un contexto donde electoralmente aparecen opciones muy regresivas, el caso de (Javier) Milei, que plantea directamente la Secretaría de Capital Humano, o inclusive el propio modelo de Sergio Massa, que plantea que los planes tienen que reconvertirse en empleo, la discusión vuelve a estar nuevamente como con un velo. Entonces, la excusa de encontrarnos para debatir las ideas estratégicas nuestras siempre son un aporte necesario, fundamental, de la construcción colectiva”, amplió.

– ¿A quiénes incluiría el Salario Básico Universal?

Ana Rameri: el salario básico universal sería como el componente incondicional de una propuesta que no solamente queda en esta idea de un ingreso incondicional. Incluiría principalmente a la población que no tiene ingresos registrados. Sería la población de las personas desocupadas, las informales, incluso las mal llamadas inactivas en las estadísticas, porque hay que pensar que dentro de esa supuesta inactividad hay un conjunto de mujeres, que realizan tareas en sus hogares, tareas de cuidado. Por eso, la idea del salario básico o ingreso universal, en definitiva, hay que pensarlo no como un ingreso a cambio de nada, es un ingreso que tiene que ver con un reconocimiento de tareas y actividades que ya se realizan y que no son reconocidas y debidamente protegidas.

– ¿Hay algún antecedente en nuestra historia o en otros lugares con lo que podamos compararlo?

T.R.: Hay experiencias locales, en países europeos, de renta básica. La idea de la renta básica nació un poco en Europa, pero esta es novedosa. Es algo que no está en la agenda común. Hay inclusive programas de los organismos internacionales, como la Organización Internacional del Trabajo, que plantean algo parecido, pero que van siempre con la idea de un mínimo de ingreso para sostener la división internacional del trabajo, a groso modo. Argentina no tiene esa experiencia, lo más parecido es el salario mínimo, pero fue pensado en una economía con un mercado laboral absolutamente homogéneo, con un trabajo asalariado formal muy registrado, y no una situación como hoy de precariedad absoluta, no registro, actividades no reconocidas. En aquel momento, el salario mínimo formaba una suerte de ingreso por el medio del cual ningún trabajador estaba por debajo de esa línea y era también el motor que permitió que la Argentina se industrializara, los trabajadores tuvieran mayor capacidad de negociación de sus condiciones laborales. Esa es la idea que queremos recuperar: que haya un piso de ingreso para que los trabajadores, el conjunto, recupere aquella capacidad de negociación que supo tener. Hay una experiencia en nosotros mismos con otro nombre, pero como se ha desestructurado la economía, se ha desestructurado el mercado laboral, hay que inventar nuevos instrumentos porque el salario mínimo solamente incorpora una franja muy pequeña.

– Esto de alguna manera absorbería algunos programas del Estado, ¿cómo cuáles?

A.R.: El Ingreso Básico Universal tiene como idea de fondo lograr un piso de dignidad para toda la población, que parta de una seguridad material básica en igualdad de condiciones. Entonces, podríamos pensar que se absorbería todo el conjunto de planes asistenciales que hoy por hoy tienen criterios muy focalizados y estrictos de elegibilidad y que dejan mucha población por fuera, como por ejemplo la Tarjeta Alimentar. Porque en principio, tanto el proyecto presentado por el diputado Itaí Hagman, del Frente Patria Grande, como nuestra propuesta, que tienen puntos en común, están pensando en la transferencia de una canasta básica alimentaria y es una transferencia individual. Esto rompe un poco con esta lógica familiarista que tiene la política social, que depende de determinados arreglos familiares y muchas veces hay una brecha muy grande entre lo que es una familia y su estrategia de subsistencia y lo que el Estado tiene de información de esa familia. Esas son cuestiones que terminan excluyendo a gran parte de la población que necesita un ingreso. Además, la idea también es un complemento de un programa de generación de trabajo donde pueda articularse la posibilidad de generar un área de Economía Pública y Social tendiente a fortalecer y a mejorar las instituciones del bienestar. Pensar en aquel Estado de Bienestar que provee salud, educación y vivienda, pero pensándolo hoy en la nueva economía contemporánea dentro de un área donde también tenga lugar el trabajo autogestionado, las pymes y la articulación con el Estado. Por eso nosotros acompañamos la idea del Ingreso Básico Universal con un Salario Social de Empleo y Formación que permita generar oportunidades de empleo y articular ese trabajo con la posibilidad de completar esa grilla, ese mapa de derechos que tenemos todavía pendientes a pesar de haber transcurrido 40 años de democracia. Esta es la principal deuda que tiene nuestro país.

– ¿Cuál es el costo que tendría esta medida?

T.R.: Bueno, en términos teóricos se puede decir que en la economía siempre tenés una parte monetaria y una parte productiva. Todo lo que uno hace de transferencia de ingresos se supone que va a tener un correlato productivo en algún bien y servicio. O sea, como que hay un autofinanciamiento implícito. Lo cierto es que en la economía argentina tenemos un problema, una oferta productiva muy concentrada que termina teniendo un incremento de precios muy elevado. Pero esa economía concentrada también tiene actores concentrados que apropian los excedentes que la economía produce. Esos son los lugares a donde hay que ir a buscar ese costo. En términos concretos, hay prácticamente un PBI fugado de capitales argentinos en el exterior, que es la demostración más palmaria de que los excedentes están y que en realidad se dilapidan afuera. Y lo que hace falta es que se pueda generar una suerte de transferencia de ingresos de esos excedentes que están siendo apropiados de manera concentrada para abrirle la puerta a otro tipo de economía que significa transferencia y producción, que se auto sustente. No es algo que se inyecta todo el tiempo porque si no se muere, sino que es algo que se auto solventa, si es que uno le da una suerte de estrategia sostenida en el tiempo.

– Dijeron que ésta es una propuesta novedosa ¿En qué marco de posibilidades esto podría llevarse adelante?

A.R.: Hubo un tiempo político muy particular, que fue el contexto pandémico. A pesar del sufrimiento que trajo la pandemia, lo que sucedió en ese momento, cuando asumía el actual gobierno y la gestión del Frente de Todos, habiendo pasado por el fracaso liberal de lo que fue la gestión de (Mauricio) Macri, hubo un clima y una atmósfera para rediscutir y para volver a poner en valor la intervención del Estado. Por supuesto que pasó poco tiempo, pero pasaron muchísimas cosas y el contexto hoy parece ser hostil, parece ser otro contexto donde hay otro consenso, que pareciera ser el de la inexorabilidad del ajuste. Hoy el debate, en lugar de lo que traduce el libro, ‘Ingreso o empleo garantizado’, parece ser el proyecto dolarizador o el proyecto devaluador. Es justamente la discusión política y este tipo de actividades, como la presentación de los libros y todo tipo de encuentro, a través de estos modos de hacer política y de discusión, que se puede torcer ese clima que hemos visto que no es inmutable, así como cambió en poco tiempo, lo podemos volver a torcer a favor. Tenemos que insistir en que la salida es distributiva, que no es la salida devaluadora ni es la salida dolarizadora, para continuar pensando en un proyecto emancipador.